jueves, 22 de noviembre de 2007

Sacramentos de la vida. Gabriel Abellán: la sabiduría de los liderazgos compartidos

Pope Godoy

Cuando las situaciones comienzan a hablar y las personas escuchan sus voces, entonces emerge el mundo sacramental»
Aquí me tenéis, intentando no perder comba.

Y me explico: Las Comunidades Cristianas de Base de la Región de Murcia reservan todos los años las dos últimas semanas de agosto en que celebran dos encuentros-convivencias para las personas que quieran apuntarse a una o a las dos. Se trata de un modesto hotel familiar a la entrada del Parque Regional Sierra de Espuña, en Totana. Es un entorno agradable, abrupto y desde luego tranquilo. Pero toda esta información, la podéis encontrar en la página www.comunidadescristianasdebase-murcia.com

Yo he ido dos veces como “ponente” a uno de esos encuentros comunitarios. La convivencia es deliciosa, distendida y muy familiar. La mayoría de quienes acuden se conocen entre sí desde hace mucho tiempo. Pero allí nadie es extranjero ni forastero. Rápidamente quedas englobado en el grupo.

Cualquiera de las personas con las que hemos convivido mi Compa y yo durante una semana, ya en dos ocasiones, son verdaderos Sacramentos de Vida: con su sencilla y cotidiana solidaridad, con su apuesta rotunda contra la exclusión y contra la marginación social, con su tenaz compromiso político y/o sindical contra todo viento y contra toda marea (que no son pocas…).

También me asombra su capacidad organizativa, que ya tienen mamada desde años. Y esa creatividad tan variada en la búsqueda de nuevos símbolos y nuevas expresiones comunitarias. Por no hablar de su chispeante sentido del humor. En fin… ¡un primor! En la charla del último día, les dije: cuando miro vuestros rostros mientras os hablo, os contemplo con admiración y con veneración. Y ya, en descarado andaluz, les dije: Sois una gente muy “apañá”. Y muy “salá”, ¡qué puñeta!



De forma indirecta estoy mencionando a Gabriel Abellán, un cura que lleva 43 años en la misma parroquia de Espinardo, un barrio muy marginal en Murcia. Ahí está él, en la sombra, empujando desde abajo, silencioso y atento a cada detalle, sonriente y acogedor. Ya es mucho decir que estas comunidades llevan más de 35 años reuniéndose de forma ininterrumpida todos los veranos. A veces han ofrecido hasta cuatro convivencias.

Y se nota en la gente la madurez humana y cristiana, su capacidad de análisis, su sentido comunitario. Un detalle, como ejemplo: Juan Mateos pasó sus vacaciones con estos grupos a lo largo de más de 20 años. ¡Vaya que si ha dejado huella!

Además de Gabriel, otros curas formaron parte del equipo desde el primer momento: Cayetano, ya fallecido; Manolo, recién jubilado este verano pasado; Roque, que está muy enfermo, y Gaspar que sigue en la brecha en otro barrio marginal.

Me he fijado en Gabriel porque lo conozco más y porque de hecho es el “icono” (esa palabreja que tanto se usa ahora) de estas comunidades cristianas. Pero no era plan de preguntarle a él, con quien tengo sobrada confianza para hacerlo. Se me ocurrió que podían hablar de él algunas de las muchas personas que llevan tantos años como él y junto a él en esa tarea siempre inacabada, a veces tediosa y en todo caso apasionante de ir construyendo una sociedad alternativa y una Iglesia también alternativa.

Y aquí viene lo de no perder comba. Paco se ha encargado de buscar otras tres personas que están desde el principio en esta tarea ingente que un día inició Gabriel. Y nos hemos instalado en una mesa al aire libre, frente a las primeras estribaciones de la Sierra de Espuña y adivinando frente a mí la silueta medieval de Aledo. Hablan Emilio, Fina, Juan Antonio y Paco. Charlan, se complementan, puntualizan, añaden comentarios y anécdotas… Y yo me esfuerzo en recoger la multitud de información que aportan, sabiendo que se me escapan infinidad de detalles entrañables que no se pueden transcribir. Ahí van unas cuantas pinceladas.

«Gabriel es el padre del movimiento comunitario en Murcia. Es el ideólogo que nos ha ido abriendo los ojos, que ha dilatado nuestro cerebro con nuevas ideas, con nuevas tendencias y con libros que han valido la pena. El fue el creador de la escuela de animadores que fue funcionando en Molina de Segura, Abarán, Cieza, Lorca, Totana… Todo esto empezó sobre los años 70».

«Gabriel es un intelectual de primera línea: licenciado en teología y hombre de estudio que ha estado siempre muy al tanto de todo el pensamiento teológico. Un gran pensador y “paridor de ideas”. Ha conectado con los mejores teólogos españoles y latinoamericanos. Y la prueba es la cantidad de gente fenomenal que ha pasado por Murcia para dar conferencias y tener convivencias».

«Gabriel hizo una opción por los pobres y desde los pobres. Toda su vida se la ha pasado en el barrio de Espinardo, en un círculo de máxima pobreza dominado por una población gitana importante. Ha sido impulsor y animador de movimientos sociales y políticos. El barrio se convirtió en un centro subversivo. Allí es donde surgió la comunidad como espacio humano y desarrollo de la fe».

«En Gabriel destaca su gran capacidad para el diálogo y para hacer amistades (yo respaldo absolutamente esta afirmación desde mi propia experiencia con Gabriel). Es una persona muy cercana, muy humana y muy respetuosa. En contrapartida, se siente muy arropado por la gente. Ese calor le ha servido mucho en momentos difíciles. “Es puro cariño”. Quiere a cada persona como es. Asume con toda sencillez las faenas que le asignan…»

«Gabriel tiene una clara conciencia social y política, pero la compagina con el respeto a cada opción concreta. Se puede decir que es un político nato, aunque no ejerce como político, sino más bien como consejero. Su visión de la realidad es política y piensa que las comunidades deben intervenir en política. Los pasos en el catecumenado están muy claros: 1) Fraternidad. 2) Compartir. 3) Oración-celebración. 4) Compromiso social y político. (En la página web se pueden ver en el apartado “Quiénes somos”)».

«Otro rasgo que destacan en Gabriel es su capacidad de escucha. Trata siempre de buscar una solución. Lo perciben siempre como muy cercano, muy disponible. Al mismo tiempo, Gabriel se había tomado muy en serio el protagonismo de los seglares, hombres y mujeres. Durante muchos años –hasta llegar a los ponentes actuales- en las convivencias y encuentros comunitarios, ellos eran quienes daban las charlas y llevaban la voz cantante. Incluso hablaron a los seminaristas sobre diversos temas de orden comunitario, precisamente porque estas personas habían llegado a un grado de madurez que sorprendía y estimulaba».

Después de esta charla de más de una hora, al día siguiente me entrega Emilio un folio que dice textualmente. “Gabriel: sencillo, humilde. Nunca ha querido ser protagonista y, sabiéndose que lo era, nunca ha ejercido como tal”.

De vuelta a Andújar, le llamo por teléfono: -Gabriel, te voy a sacar en los periódicos. Se queda muy sorprendido y le explico el tema. Hemos vuelto a charlar unas cuantas veces más. Me interesaba su punto de vista sobre tantos temas de los que se apuntaron en la charla de Totana.

-Gabriel, es que habéis tenido mucha suerte.

-Bueno, la suerte la hemos buscado con uñas y dientes. Y ciertamente la hemos conseguido. Ahora me he quedado muy tranquilo porque veo el futuro bastante consolidado. La coordinadora representa a todos los grupos (unos 15). Se reúne todos los meses y mantiene los lazos de unión.

-¿Cómo has aguantado tanto tiempo?

He aguantado y con mucha ilusión por el movimiento comunitario. Por eso me quedé. Tuve muchas peleas con el obispo, porque estaba empeñado en sacarme de la parroquia, con las más variadas ofertas. Siempre me negué. Un día llegó a pedirme las llaves de la parroquia. Conseguí convencerle de que no. Los obispos siguientes me han dejado en paz porque nadie quiere venir a esta parroquia.

-¿Se integran los curas jóvenes en esta dinámica?

-¡Para nada! Ellos con sus tirillas y sus coches tienen bastante. Incluso cuando han venido personas como Jon Sobrino o Leonardo Boff sólo han aparecido algunos curas mayores “para oírlo”, pero ningún cura de las nuevas generaciones. La única solución son los seglares. Parece un sarcasmo pero internet va a salvar a las comunidades. Allí se encuentran abundantes conexiones, información muy plural y un material casi inabarcable para la formación personal y comunitaria.

-Ahora tenéis la parroquia como punto de referencia y lugar de reunión. ¿Qué va a pasar después?

-Nos reunimos en muchos sitios, según los pueblos y los barrios. Hay miembros de las comunidades que trabajan en sitios muy variados y en ellos nos reunimos: centros de la tercera edad o de la mujer, en salones o en casa particulares. Facilitamos mucha información. Por ejemplo, tus charlas de este verano ya están en CD y vamos haciendo copias para que lleguen a todo el mundo (¡no salgo de mi asombro!).

Hablar con Gabriel es una delicia. Bueno, no he comentado su experiencia en América. Estuvo 5 años en el seminario de Cuenca (Ecuador) como profesor de filosofía y de teología. “Me llevaron y me trajeron”. Esa es otra historia. Volvió en noviembre de 1965 y… ¡a su barrio! Las comunidades surgen en plena efervescencia de la lucha antifranquista. El obispo se sentía celosillo de aquel cura de barrio. Por eso quería sacarlo de allí. En un momento llegó a decirle “que estaba organizando una diócesis dentro de otra diócesis”… Pelillos a la mar.
Pero hay un sustrato que para mí queda muy claro. Gabriel ha tenido el profundo convencimiento y la lúcida habilidad de ir abriendo paso a los liderazgos compartidos. No se trata del poder: ni de conquistarlo ni de mantenerlo. Se trata del prestigio moral que surge del servicio a la comunidad. Esa disponibilidad sencilla, continuada y alegre en todos los ámbitos de la persona. Así se comprende que Gabriel sea una institución en el sentido más hondo y generoso de la palabra.

Anda, Gabriel, un abrazo inmenso, lleno de admiración, de alegría y de cariño.