jueves, 24 de marzo de 2011

OBJETIVO "ROBIN HOOD": QUE NO PAGUEN LOS DE SIEMPRE

Nos están comiendo por los pies y aún quieren hacernos creer que es por nuestro bien. No nos dejemos engañar.

martes, 15 de marzo de 2011

Las dos varas de medir

Para los/as que aún no se hayan enterado

El dinero de las operaciones especulativas generalizadas que han producido las crisis viene de los inmensos beneficios de los bancos, de las gigantescas plusvalías inmobiliarias, de la ganancia ilimitada de las grandes multinacionales que han podido obtener gracias a que los gobiernos han establecido las condiciones necesarias para ello a costa de reducir las políticas sociales, el gasto público que capitalizan las economías a medio plazo, la inversión productiva, la supervivencia de miles de pequeños y medianos empresarios que son los que de verdad crean empleo y actividad económica y riqueza.

Otro premio Nobel de Economía, Maurice Allais, afirmó que la economía moderna es como un casino por la forma en la que la especulación plaga todo el sistema económico. Comprar para vender más caro, utilizar dichos recursos para volver a comprar y así ad infinitum, afrontando unos riesgos similares a los de las apuestas en un bingo. Sin embargo, hay una notable diferencia: en realidad el riesgo asumido de forma efectiva suele depender de si eres una persona o un banco.

Si una persona decide entrar en un casino para apostar todos sus ahorros en cualquiera de los juegos disponibles, y resulta que lo pierde todo, no tiene más remedio que marcharse a casa (si es que no la ha apostado también) sin nada en los bolsillos. De la misma forma, cuando una persona adquiere un préstamo con una entidad financiera, está obligado a devolverlo o la autoridad actuará contra él.

Cuando los trabajadores se encuentran con dificultades económicas como el aumento de los precios de los recursos básicos, de la vivienda, de la cuota mensual de la hipoteca..., las autoridades monetarias miran hacia otro lado. Es más, recomiendan, y presionan políticamente para que se aplique el abanico de recetas neoliberales por excelencia: congelaciones salariales que provocan la pérdida del poder adquisitivo; reducciones de impuestos que incrementan la desigualdad y la pobreza; liberalizaciones y privatizaciones en diferentes sectores, con la pérdida de bienestar que puede conllevar, por ejemplo, en el caso de la educación, la sanidad o el cuidado a personas dependientes; e incrementos en la flexibilidad laboral, con el abaratamiento del despido o el aumento de la jornada laboral.

Sin embargo, cuando la crisis ha empezado a hacer estragos entre los bancos que en los años anteriores venían acumulando beneficios multimillonarios, las autoridades monetarias se han puesto alerta y han acudido prestos en su ayuda. Les han concedido las ayudas que, por el contrario, con tanto ahínco niegan, justificándose en la fe del mercado, a los trabajadores.

Los bancos se fueron al casino, perdieron el dinero de sus clientes y ahora los ciudadanos tienen que hacer frente a las deudas y pérdidas de los bancos irresponsables.

Las autoridades monetarias han sustituido la falta de liquidez del mercado por inyecciones millonarias que escandalizaron al mundo. El Banco Central Europeo (BCE), la institución encargada de la gestión de la política monetaria en la zona euro, inyectó 95.000 millones de euros a los mercados financieros el 8 de agosto de 2007, lo que supuso la aportación de liquidez más grande de toda su historia (Elmundo.es, 2007b). En los días siguientes inyectó nuevas cantidades multimillonarias que en total alcanzaron los 200.000 millones de euros (Elmundo.es, 2007c). Pero el récord volvió a batirlo en diciembre de 2007, con una aportación de 350.000 millones de euros (Vidal, 2007). Por su parte, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) inyectó más de 200.000 millones de dólares el mismo mes que comenzó la crisis, y no le ha importado nacionalizar entidades con gran coste para salvar los trastos de los banqueros que arriesgaron demasiado el dinero ajeno.

Y, en todo caso, los gobiernos y los bancos centrales no han arreglado así el problema, sino todo lo contrario. De esa forma, en realidad daban pie a que se siguiera haciendo lo mismo, de modo que la contaminación del sistema financiero proseguía y el riesgo se extendía por todo el planeta. Las autoridades no han hecho otra cosa que seguir echando leña al fuego, y concediendo privilegios sobre el incendio a los pirómanos.

JUAN TORRES LÓPEZ, Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, con la colaboración de ALBERTO GARZÓN, Licenciado en Ciencias Económicas y Máster en Economía Internacional, ambos miembros del Consejo Científico de ATTAC España.

(Si pincháis sobre el título del libro, accederéis a su descarga gratuita. También está enlazado en la sección "Para leer")