jueves, 4 de junio de 2015



Después de las elecciones: carta abierta.
Emma Martínez Ocaña

Lo primero que quiero expresar es  alegría por el clima de normalidad democrática con la que la ciudadanía española ha salido a votar. 
Me hubiera gustado una participación mayor: siento que aún no nos hemos dado cuenta de lo importante que es decir con el voto nuestra palabra, aunque es cierto que a un número muy grande de españoles que está fuera de nuestro país se les ha negado ese derecho fundamental, y sólo espero que  eso se subsane en las elecciones generales.

Me estoy quedando perpleja y escandalizada con las afirmaciones de algunas personas como Esperanza Aguirre, Barcina, Hernando, Rita Barberá, nuestro ministro del interior… personas a las que en  principio no tendría por qué negarles su condición de demócratas pero, visto lo visto, ya lo estoy dudando seriamente. Entiendo que les cueste asumir su fracaso rotundo y el descalabro en estas elecciones, que sólo el PP negaba y parecía ignorar, porque en la calle el tema estaba muy claro. Entiendo su desconcierto porque no estaban en la realidad sino en sus fantasías.

El miedo es libre, no seré yo quien lo demonice,  pero sí protesto y denuncio que se provoque con acusaciones falsas, con claras calumnias y mentiras, con verdades a medias… para intentar torcer la voluntad de una ciudadanía que ha votado libremente.

Puedo entender el miedo de quienes han utilizado el poder para enriquecerse, para privatizar y ayudar a sus familiares y amigos (todos ellos muy patriotas) a llevarse sus millones fuera del país y no pagar aquí los impuestos; el miedo a que se vayan acabando las amnistías y los paraísos fiscales, “los sobres de sobresueldo”, tarjetas de libre disposición, comisiones múltiples, comilones a cuenta del erario público… ¡claro que entiendo ese miedo! pero me alegro que todo acabe porque es un escándalo y un robo que ha arruinado al país.

¿Miedo a quienes llaman “antisistema”?. No entiendo muy bien qué quieren decir con eso. Si quieren decir que los que han ganado están contra este sistema neoliberal,  de capitalismo de casino donde predomina el terrorismo financiero... un sistema que el Papa Francisco ha nombrado como  “criminal”, “que provoca miles de muertos”, “millones de sobrantes”…yo también soy anti-este-sistema. Y me cuesta creer que haya cristianos que apoyen un sistema así. 

Si algo ha sido esencial en el proyecto de Jesús fue la defensa de los excluidos, marginados y explotados, y su denuncia de las causas de estas situaciones. Por eso lo mataron, por luchar por la justicia, por lo mismo que mataron a Monseñor Romero y a tantas personas que han dado su vida por defenderla.

¿Dónde está lo peligroso de querer parar los desahucios mientras no haya una alternativa habitacional; que se quiera proponer una renta mínima para poder vivir con una mínima dignidad; que se quiera subir el salario mínimo porque es uno de los más bajos de Europa; que se prohíba cortar la luz y el gas cuando la situación económica no permite pagarlo; que se suban los impuestos a las rentas más ricas al nivel europeo? ¿A qué peligro de desestabilización pueden llevar esas medidas cuando se ha malgastado nuestro dinero, se ha robado a espuertas, se han hecho obras faraónicas que no han servido para nada más que para traer ruina, paro, pobreza, injusticia?

¿Dónde está lo peligroso de que los cargos de Podemos y la misma Ada Colao quieran bajarse su sueldo, renunciar a las dietas, a los coches oficiales, a todos los privilegios?.

Claro, lo peligroso es que la ciudadanía pueda comparar estas conductas con las de quienes, no sólo no hacen esto, sino que utilizan el cargo público para enriquecerse mientras están en él y después a través de las puertas giratorias se pasan a empresas privadas, que deberían estar al servicio de la gente y no sólo no lo está sino que da unos sueldazos a quienes el poder  ha favorecido.

Desde mi Facebook hago una llamada a quienes quieran escucharme: BASTA YA. 

Basta ya de asustar, de mentir, de calumniar, de actitudes antidemocráticas que sólo conducen a la violencia, al odio, al rencor, a alimentar viejas heridas y fantasmas. ¿Es eso lo que se busca en el fondo?. Quiero creer que no.

“Algo nuevo está naciendo, no lo veis?” decía el profeta Isaías, dejémoslo crecer y “·por sus frutos los conoceréis” como decía el profeta de Nazaret. Lo que es intolerable es querer abortar la vida que en estos tiempos está brotando. Hay muchas maneras de abortar… no lo olvidemos.

Yo al cambio que vislumbro no le tengo miedo, sí me daría mucho miedo que todo siguiera igual, que la impunidad, el pillaje, el sálvese el que pueda, la corrupción, los desahucios, el hambre, la desnutrición de nuestros niños, la privatización de los servicios públicos, la desigualdad creciente (tal como acaba de confirmar el INE) continuase para beneficio de unos pocos.

Felicito a todos los partidos ganadores, a cada una de las personas que limpiamente han conseguido ganar, felicito sobre todo a aquellos partidos, colectivos, mareas que con muy poco dinero han mostrado que se puede hacer campaña de otra manera: con ilusión, creatividad, trabajo en común, colaboración. Si han sabido hacer campaña de una manera distinta, también espero que puedan gobernar de otra manera. Yo les doy mi voto de confianza, el tiempo dirá si estaba o no equivocada, pero me doy derecho a equivocarme a favor de la vida, de quienes defienden una mayor justicia social, denuncian la corrupción, se bajan el sueldo para crear una asociación para impulsar proyectos de emprendedores con incidencia social…

¡Suerte amigas y amigos!. Yo estoy contenta con el resultado de estas elecciones y os felicito.

Emma Martínez Ocaña


¿Y A DIOS QUIÉN LO CREÓ?

Escrito por 

Hace poco todavía, padres y educadores enseñaban a los niños que "el mundo ha sido creado por Dios". Sucedía a menudo que un niño o una niña preguntaba entonces: "¿Y a Dios quién lo creó?". "A Dios no lo ha creado nadie –respondía el adulto –. Dios es eterno". Es posible que el niño quedara entonces callado, pero ¿quedaba satisfecho el interés de su pregunta? Seguro que no. Apostaría que tampoco el adulto quedaba tranquilo con lo dicho, por mucha seguridad que fingiera.
Con un poco más de malicia, el niño o la niña hubiera podido seguir interrogando: "Si existe un Dios no creado por nadie, ¿por qué no podría existir un mundo no creado por nadie, un mundo infinito y eterno, como Dios?". Ahí el adulto se las vería y desearía para responder. Los niños carecen de respuestas a sus numerosas preguntas, pero si nuestras respuestas no les valen, es que tampoco nos valen a nosotros.
Seamos honestos con el niño que somos, y con las preguntas que llevamos, más sabias que las respuestas que fabricamos tan afanosamente.  Preguntemos, como los niños: "¿Quién creó al 'Dios creador'?". No es una cuestión tan insensata como puede parecer. Hoy conocemos justamente la respuesta, si bien ésta no resuelve el enigma de la Realidad, sino que más bien lo ahonda. Sí, sabemos con bastante exactitud cuándo nacieron los "dioses" en plural (politeísmo) y "Dios" en singular (monoteísmo). Y sabemos quién los hizo.
Los primeros panteones divinos fueron imaginados y esculpidos, descritos y venerados en Mesopotamia (actual Irak) hace 5000 años. Y la figura del "Dios único" fue concebida y adorada en Persia (actual Irán) hace 3000 años por el admirable profeta, filósofo y maestro ético Zoroastro. Se llamaba Ahura Mazda, el Señor Sabio, y con ese nombre es adorado hoy todavía, y el fuego es su imagen. Quinientos años más tarde, una divinidad particular hebrea llamada Yahveh revistió –"Dios" también evoluciona– esa figura de divinidad única que hemos heredado los cristianos y también los musulmanes: un "Dios" creador que elige y rechaza, que se revela y oculta, que perdona y castiga, que salva en el cielo y condena al infierno. (Abrahán no cuenta, pues, aparte de que su historicidad se pierde en una espesa nebulosa, los relatos bíblicos que se refieren a él y al supuesto culto que profesaba a una única divinidad –sin negar, por cierto, que existieran otras– fueron escritos más de mil años. Tampoco cuenta el faraón egipcio Amenofis IV, llamado Akenatón, 500 años antes de Zoroastro, pues su intento político de imponer el monoteísmo no fue aceptado ni secundado).
Ésa es, pues, 14 líneas, la historia del "dios creado" en los últimos cinco mil años. ¿Dios creado? Sin duda. Y que nadie se escandalice, pues todos los grandes teólogos de todas las religiones así lo han enseñado durante estos milenios. Todo lo que pensamos e imaginamos como Dios no es más que "dios": constructo cultural humano. Pero las preguntas no se agotan. ¿Y si "Dios" no fuera más que un nombre –un simple nombre común, creado– de la Creatividad increada, una torpe manera de decir el Infinito o el Misterio Innombrable, el Aliento o el Espíritu que crea y mueve todo, el Ser y el poder ser de cuanto es, el Presente o el Silencio, la Fuerza y la Mansedumbre, el Poder y la Ternura, el poder de la ternura?
¿Y este mundo que vemos? Los niños de hoy, en cuanto empiezan a formular preguntas, aprenden que este mundo surgió del Big Bang, y me parece muy bien. Es necesario que lo sepan, pues está (prácticamente) demostrado, y los ecos de aquella formidable explosión –primera o enésima, nadie lo sabe– son todavía perceptibles. Lo que me extrañaría sería que con esa explicación, tan útil y necesaria, los niños y los jóvenes de hoy se quedaran satisfechos del todo; que con la teoría del Big Bang, tan genial y bella, se agotaran las preguntas. Cuando se agotan las preguntas se pierde el camino de la sabiduría. En cuanto a las respuestas, solo son buenas aquellas que suscitan nuevas preguntas.
Con el Big Bang no se agotan las preguntas. Por ejemplo: ¿Por qué se produjo el Big Bang que dio lugar a nuestro mundo? ¿Qué había cuando aún no había antes y después, aquí o allá, espacio y tiempo?  Son preguntas apasionantes, pero no busques en "Dios" la respuesta a ésas ni a ninguna otra pregunta. Un "Dios" que sirviera para responder a alguna pregunta será siempre creación nuestra, como las esculturas de Nippur.  En cuanto nombrado y representado, "Dios", todo "dios" es un "dios" creado por los seres humanos: por su ADN y sus neuronas, su pensamiento y su imaginación, sus miedos y deseos, por lo mejor y lo peor de este pobre y admirable ser humano que somos. Todo "dios" dicho e imaginado, el "dios" de todos los "textos sagrados", de todos los dogmas, de todas las liturgias, es una criatura humana, al igual que la danza o la música, la pintura o el poema.  Solo valen si inspiran. Solo valen si nos arrebatan al más allá sin más allá, a lo Indecible en la palabra, a lo inimaginable en la imagen.
No busques en Dios ninguna respuesta a ningún cómo y por qué. Mira el mundo. Escucha el eco del Big Bang en las galaxias y en los bosones. Escucha ese pájaro. Mira cómo crecen el trigo y el pan. Mira esa pareja, la ternura creciendo en sus ojos y en sus manos. El mundo existe. La Vida existe. La belleza y la Ternura existen. He ahí Dios, el Aliento increado creándose sin cesar en todo, también en nosotros, para que la bondad sea más fuerte.
Cuando alguien se abre como un niño a todas las grandes preguntas y no pretende poseer ninguna respuesta, pero guarda su alma en paz y en paz se dedica a aliviar el dolor de su prójimo y a curar las heridas del mundo, entonces hace presente y visible a Dios en el mundo. No el "dios" de nuestras imágenes y palabras, sino el Misterio que es en todo, más allá de toda filosofía y de toda religión. El Misterio creador, restaurador, consolador en el que vivimos, nos movemos y somos. Y que hacemos ser. Pues el respiro solo existe cuando los seres respiran.

José Arregi