Después de las elecciones: carta
abierta.
Emma Martínez Ocaña
Lo primero
que quiero expresar es alegría por el clima de normalidad democrática con
la que la ciudadanía española ha salido a votar.
Me hubiera
gustado una participación mayor: siento que aún no nos hemos dado cuenta de lo
importante que es decir con el voto nuestra palabra, aunque es cierto que a un
número muy grande de españoles que está fuera de nuestro país se les ha negado
ese derecho fundamental, y sólo espero que eso se subsane en las
elecciones generales.
Me estoy
quedando perpleja y escandalizada con las afirmaciones de algunas personas como
Esperanza Aguirre, Barcina, Hernando, Rita Barberá, nuestro ministro del
interior… personas a las que en principio no tendría por qué negarles su
condición de demócratas pero, visto lo visto, ya lo estoy dudando seriamente.
Entiendo que les cueste asumir su fracaso rotundo y el descalabro en estas
elecciones, que sólo el PP negaba y parecía ignorar, porque en la calle el tema
estaba muy claro. Entiendo su desconcierto porque no estaban en la realidad
sino en sus fantasías.
El miedo es
libre, no seré yo quien lo demonice, pero sí protesto y denuncio que se
provoque con acusaciones falsas, con claras calumnias y mentiras, con verdades
a medias… para intentar torcer la voluntad de una ciudadanía que ha votado
libremente.
Puedo
entender el miedo de quienes han utilizado el poder para enriquecerse, para
privatizar y ayudar a sus familiares y amigos (todos ellos muy patriotas) a
llevarse sus millones fuera del país y no pagar aquí los impuestos; el miedo a
que se vayan acabando las amnistías y los paraísos fiscales, “los sobres de
sobresueldo”, tarjetas de libre disposición, comisiones múltiples, comilones a
cuenta del erario público… ¡claro que entiendo ese miedo! pero me alegro que
todo acabe porque es un escándalo y un robo que ha arruinado al país.
¿Miedo a
quienes llaman “antisistema”?. No entiendo muy bien qué quieren decir con eso.
Si quieren decir que los que han ganado están contra este sistema neoliberal,
de capitalismo de casino donde predomina el terrorismo financiero... un
sistema que el Papa Francisco ha nombrado como “criminal”, “que provoca
miles de muertos”, “millones de sobrantes”…yo también soy anti-este-sistema. Y
me cuesta creer que haya cristianos que apoyen un sistema así.
Si algo ha
sido esencial en el proyecto de Jesús fue la defensa de los excluidos,
marginados y explotados, y su denuncia de las causas de estas situaciones. Por
eso lo mataron, por luchar por la justicia, por lo mismo que mataron a Monseñor
Romero y a tantas personas que han dado su vida por defenderla.
¿Dónde está
lo peligroso de querer parar los desahucios mientras no haya una alternativa
habitacional; que se quiera proponer una renta mínima para poder vivir con una
mínima dignidad; que se quiera subir el salario mínimo porque es uno de los más
bajos de Europa; que se prohíba cortar la luz y el gas cuando la situación
económica no permite pagarlo; que se suban los impuestos a las rentas más ricas
al nivel europeo? ¿A qué peligro de desestabilización pueden llevar esas
medidas cuando se ha malgastado nuestro dinero, se ha robado a espuertas, se
han hecho obras faraónicas que no han servido para nada más que para traer
ruina, paro, pobreza, injusticia?
¿Dónde está
lo peligroso de que los cargos de Podemos y la misma Ada Colao quieran bajarse
su sueldo, renunciar a las dietas, a los coches oficiales, a todos los
privilegios?.
Claro, lo
peligroso es que la ciudadanía pueda comparar estas conductas con las de quienes,
no sólo no hacen esto, sino que utilizan el cargo público para enriquecerse
mientras están en él y después a través de las puertas giratorias se pasan a
empresas privadas, que deberían estar al servicio de la gente y no sólo no lo
está sino que da unos sueldazos a quienes el poder ha favorecido.
Desde mi
Facebook hago una llamada a quienes quieran escucharme: BASTA YA.
Basta ya de
asustar, de mentir, de calumniar, de actitudes antidemocráticas que sólo
conducen a la violencia, al odio, al rencor, a alimentar viejas heridas y
fantasmas. ¿Es eso lo que se busca en el fondo?. Quiero creer que no.
“Algo nuevo
está naciendo, no lo veis?” decía el profeta Isaías, dejémoslo crecer y “·por
sus frutos los conoceréis” como decía el profeta de Nazaret. Lo que es
intolerable es querer abortar la vida que en estos tiempos está brotando. Hay
muchas maneras de abortar… no lo olvidemos.
Yo al cambio
que vislumbro no le tengo miedo, sí me daría mucho miedo que todo siguiera
igual, que la impunidad, el pillaje, el sálvese el que pueda, la corrupción,
los desahucios, el hambre, la desnutrición de nuestros niños, la privatización
de los servicios públicos, la desigualdad creciente (tal como acaba de
confirmar el INE) continuase para beneficio de unos pocos.
Felicito a
todos los partidos ganadores, a cada una de las personas que limpiamente han
conseguido ganar, felicito sobre todo a aquellos partidos, colectivos, mareas
que con muy poco dinero han mostrado que se puede hacer campaña de otra manera:
con ilusión, creatividad, trabajo en común, colaboración. Si han sabido hacer
campaña de una manera distinta, también espero que puedan gobernar de otra
manera. Yo les doy mi voto de confianza, el tiempo dirá si estaba o no
equivocada, pero me doy derecho a equivocarme a favor de la vida, de quienes
defienden una mayor justicia social, denuncian la corrupción, se bajan el
sueldo para crear una asociación para impulsar proyectos de emprendedores con
incidencia social…
¡Suerte
amigas y amigos!. Yo estoy contenta con el resultado de estas elecciones y os
felicito.
Emma
Martínez Ocaña
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